Septiembre

Jackson Hole. El laberinto de los banqueros centrales ante la crisis deflatoria europea y global

La importancia que ha cobrado el riesgo deflacionario global, explicaría los motivos de la reunión de presidentes de bancos centrales de Estados Unidos, Alemania, Francia, Inglaterra, Canadá y Japón. Y, el presidente del Banco central europeo, Mario Draghi. 

Si bien los banqueros centrales concuerdan con la filosofía mercantilista de seguir inyectando liquidez al sistema financiero,  por el tenor de  los discursos de la FED y del Banco Central Europeo, “hasta donde sea necesario”, se identifican matices en la aplicación del QE. 

Yellen espera poder releer el rol de la FED el mercado laboral. Y vaya que lo necesita ya que enfrenta,  según sus propios términos, una lenta disminución de la tasa de desempleo y de la infrautilización de los recursos humanos, con muchos trabajadores atascados en empleos a tiempo parcial”. El tamaño de la QE inyectada en 5 años tiene un costo de oportunidad social y económico en relación al pírrico decrecimiento del desempleo. 

Existe coincidencia al señalar que los trabajadores desplazados del sistema laboral activo, muestran una  situación social relacionada  al  surgimiento de una nueva clase social precaria (Precariat social class) , sin derechos o protección social y sin libertad  económica, situación   que viene siendo la antítesis de una clase proletaria como la  prevista en la sociedad de bienestar,  representada por sindicatos de trabajadores, como fuerza de balance al deterioro de los ingresos derivados de trabajo y las condiciones de vida.  

Banco del Sur, crisis global y turbulencia en Latinoamérica

Banco del Sur, crisis global y turbulencia en Latinoamérica[1]

Ariel Noyola Rodríguez[2]

La fragilidad de la recuperación del capitalismo central ha puesto en cuestión el modo de inserción de América Latina en el mercado mundial. A principios de agosto, el Fondo Monetario Internacional (FMI) redujo su pronóstico de crecimiento del PIB mundial para 2014 a 3.4 por ciento, 3 décimas menos en comparación con el cálculo del informe Perspectivas publicado en abril. En entrevista exclusiva con el diario francés Les Échos (7 de septiembre de 2014), la titular del organismo, Christine Lagarde, consideró la posibilidad de reducir el estimado a 3 por ciento en octubre próximo. Por su parte, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) disminuyó de 2.7 a 2.2 por ciento la proyección de crecimiento para el conjunto de la región latinoamericana. De acuerdo con la secretaria ejecutiva, Alicia Bárcena, “la debilidad de la demanda externa, un bajo dinamismo de la demanda interna, insuficiente inversión y un limitado espacio para la ejecución de políticas que impulsen la reactivación”, explican la caída en los ritmos de acumulación.

Por otro lado, el alza eventual de la tasa de interés de los fondos federales por parte de la Reserva Federal (Fed) estadounidense antes de mediados de 2015, así como la última reducción de los programas de estímulo monetario (Quantitative Easing) en octubre próximo, marcan el final de una estrategia de política monetaria “no convencional” que, lejos de apoyar la recuperación del mercado de trabajo estadounidense, incrementó el nivel de apalancamiento de los bancos de inversión y, con ello, las posiciones largas en los mercados de renta variable (materias primas, acciones, bienes raíces, etcétera) de las economías periféricas. El cese de las inyecciones de liquidez por parte de la Fed pretende ahora reforzar la posición de Estados Unidos como importador mundial de capital, mediante el traslado del ahorro acumulado por los países de América Latina y la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP).

No hay duda de que el retorno de los flujos de capital de corto plazo hacia Estados Unidos, producto del alza gradual de los bonos del Tesoro de largo plazo (10 años), ha incidido negativamente sobre los tipos de cambio de las economías denominadas “emergentes” en lo que va del año. Para colmo de males, la depreciación cambiaria ya no impulsa las exportaciones. Así, la caída del precio de las materias primas (a excepción de los productos cárnicos) a una mayor velocidad desde de mediados de 2013 ha deteriorado drásticamente la situación económica de la mayor parte de los países suramericanos. De acuerdo con la firma de análisis Capital Economics (Beyondbrics, 5 de septiembre de 2014), Brasil, Argentina, Perú y Colombia son las economías con mayor grado de vulnerabilidad a los canales de contagio financiero (saldo de la cuenta corriente, deuda externa, reservas internacionales y tasas de interés reales). Existe un riesgo latente de enfrentar una nueva “década perdida”, tal como ocurrió a principios de la década de 1980.

Por ello, es fundamental poner en marcha el Banco del Sur, un banco de desarrollo multilateral de nuevo tipo, cuyas contribuciones para conformar los 20 mil millones de dólares de capital autorizado fueron anunciadas finalmente en julio pasado, luego de 7 años de haber firmado su carta fundacional: Brasil, Argentina y Venezuela contribuirán con 4 mil millones de dólares cada uno; al tiempo que Uruguay, Paraguay, Bolivia y Ecuador aportarán en conjunto 8 mil millones de dólares. La sede principal estará en Caracas y otras dos sucursales funcionarán en Bolivia y Argentina. Asimismo, ya se ha constituido el Consejo de Ministros, el Consejo de Administración y el Consejo Directivo, lo único que falta es elegir al presidente.

Según Pedro Páez (ex viceministro de Economía de Ecuador), el reto principal del Banco del Sur consiste en fortalecer la soberanía latinoamericana en todos los frentes. Los créditos en monedas nacionales a tasas bajas, la utilización del Sistema Único de Compensación Regional (SUCRE), la construcción de una red de ferrocarriles y una energética de alcance continental, entre otros proyectos, constituyen los cimientos para avanzar en la integración productiva y social de la región con el Banco del Sur como punta de lanza. En sintonía con dicha posición, Ernesto Samper, recientemente elegido secretario general de la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR) por un periodo de 2 años, considera prioritaria la creación de un sistema financiero que articule las operaciones del Banco del Sur, la Corporación Andina de Fomento (CAF) y el nuevo banco de desarrollo del BRICS (sigla formada por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) para apoyar el financiamiento de proyectos de infraestructura.

En suma, todo indica que la bonanza económica latinoamericana, impulsada por los precios altos de las materias primas, quedó atrás. Por lo tanto, es imperativo poner en funcionamiento el Banco del Sur a la brevedad. Igualmente importante resulta adherir nuevos miembros y dotar de mayores recursos (actualmente de 3 mil 609 millones de dólares) al Fondo Latinoamericano de Reservas (FLAR) para potenciar sus funciones como instrumento de apoyo a las balanzas de pagos. Llevar a cabo una arquitectura financiera suramericana es urgente para enfrentar con mayor resiliencia la crisis económica global en curso y las turbulencias financieras en la región. Ha llegado el momento de pasar a la acción.

[1] Texto preparado para la revista Contralínea. Disponible en Web: http://bit.ly/1yl27lA

[2] Miembro del Observatorio Económico de América Latina del Instituto de Investigaciones Económicas de la Universidad Nacional Autónoma de México. Columnista de la revista Contralínea (México) y colaborador de la Red Voltaire (Francia). Contacto: anoyola@iiec.unam.mx

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Tema de investigación: 
Crisis económica

El mundo en deflación número 3

El impacto deflactorio para Alberto Graña  expresa que los resultados de la política aplicada por la Reserva Federal después de 2009 y hace 17 años por el Banco Central de Japón, no han podido sustituir a la política económica y fiscal-expansiva. A esto, Mario Draghi, actual presidente del Banco Central Europeo, reconoció que para la reactivar a las economías europeas la política del QE per se no puede reemplazar a la política económica o fiscal.

Lo que muestran los crecientes excesos de liquidez observados desde 2009 es la incapacidad del sistema financiero para efectivamente otorgar créditos al sector real de la economía. Las cifras confirman que en el segundo trimestre del año 2014, tal exceso de liquidez habría sido orientado hacia inversiones financieras de mayor riesgo como es el caso de la venta de hedge funds cuyo crecimiento fue exponencial, pasando a 2,8 billones en el segundo trimestre de este año, muy por encima de la cifra alcanzada poco antes del crack del 2008.

En relación con las economías emergentes, Graña expone lo que el Banco Mundial  dictamina en su último reporte sobre flujos de capital y riesgos, éste estima que después del colapso del 2008, ingresaron 4 billones de dólares de capitales de corto plazo hacia países emergentes; sin aún saber cuán rápido o cuánto saldrán otra vez. De igual manera, advierte que “el retiro de los estímulos monetarios (tapering) por parte de la Reserva Federal podría ser un punto de inflexión del sistema financiero mundial.  Si la respuesta del mercado-a este recorte- es precipitada los flujos de capital a los países en desarrollo podrían contraerse hasta en 80% Y  la cuarta parte de estas economías paralizarían súbitamente.

Por lo que hace a la “liberación” de la crisis  de insolvencia bancaria - bajo la presión del FMI o la troika-,  se establece que se inicia con la operación tendiente a transformar la deuda y las pérdidas privadas, en deuda pública, generalmente, previa a una campaña mediática intimidatoria  sobre lo catastrófico que sería  el default de pagos. Debido a esto es un gran paso la aprobación del reglamento para la refinanciación de deudas soberanas por parte de la Asamblea de las Naciones Unidas.Además, Graña establece que la evidencia  muestra que la ejecución de tales beneficios o avales han conducido a los  países  europeos  sobre endeudados a entrar en una verdadera  trampa Ponzi de austeridad. 

América Latina y el Caribe: Continúa la desaceleración

Tras casi una década de rápido crecimiento en 2003–11, en los últimos tres años la actividad en América Latina y el Caribe ha perdido ímpetu. Recientemente, la desaceleración se ha acentuado, y en el primer semestre de este año el crecimiento prácticamente se ha estancado en varias economías. ¿A qué se debe esto? ¿Y qué se necesita hacer para reactivar el crecimiento en la región?

Los frenos que han reprimido la actividad económica en la región son en parte de origen externo (los vientos a favor se han tornado en contra) y en parte de origen interno (los motores del crecimiento han empezado a flaquear).

Es probable que las perspectivas continúen siendo difíciles. Por ejemplo, si China se desacelerara más de lo que se proyecta actualmente, la demanda de exportaciones de materias primas de América Latina se debilitaría aún más. Los mercados financieros también podrían volver a crear un terreno resbaloso. Por ejemplo, la volatilidad podría dispararse y podrían surgir presiones para la salida de capitales si las tasas de interés en Estados Unidos aumentaran más bruscamente de lo previsto.

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Notas sobre el estado de la economía capitalista mundial

La inmensa acumulación de capital ficticio, cuyas operaciones el sector hipotecario fueron la chispa que desencadenó la crisis global de 2007/2008 y que le dieron el aspecto de una crisis financiera, sólo se vio empañada por la recesión mundial de 2009/2010. Pasado el momento de pánico y salvado el sistema financiero mundial, los inversores financieros lograron salir airosos gracias a las inyecciones de liquidez emprendidas por los bancos centrales, básicamente del G-7. Así, los mecanismos mundiales de valorización del capital por apropiación de la plusvalía han dependido permanentemente de la inyección continua de moneda por parte de la Reserva Federal (Fed) estadounidense.

En la mayoría de las grandes economías denominadas “emergentes”, el endeudamiento privado sigue siendo muy inferior al alcanzado en los antiguos países industrializados. No obstante, desde febrero de 2014 es evidente que hay una creciente inquietud por parte de las autoridades de estos países en relación a nuevas crisis bancarias.

La constatación de la atonía del crecimiento mundial, a pesar de las “políticas monetarias de inyección de liquidez”, lleva a las organizaciones financieras internacionales a exigir con insistencia a los gobiernos que dejen de depender de los bancos centrales. Sin embargo, ello podría desencadenar una depresión económica mundial de enormes proporciones. En suma, la crisis sigue su curso.