“Es tiempo de solidaridad, no de exclusión”

Jue, 04/16/2020 - 20:50 -- cdeleon

“La Covid-19 tendrá efectos graves en el corto y el largo plazo en la oferta y la demanda a nivel agregado y sectorial, cuya intensidad y profundidad dependerán de las condiciones internas de cada economía, el comercio mundial, la duración de la epidemia y las medidas sociales y económicas para prevenir el contagio”, ha alertado la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), en su primer informe especial ‘América Latina y el Caribe ante la pandemia de la COVID-19. Efectos económicos y sociales’.

El documento expone que las acciones para enfrentar la expansión del coronavirus —como el autoaislamiento, la cuarentena y el distanciamiento social— podrían afectar “la actividad económica porque el distanciamiento generalmente implica la desaceleración de la producción o incluso su interrupción total”.

“Esto disminuye las horas de trabajo y los salarios y da lugar a la consiguiente reducción de la demanda agregada de bienes y servicios”, indica, “dado que la mayoría de las empresas financian sus inversiones principalmente con ganancias retenidas, la formación bruta de capital fijo se verá afectada negativamente”.

“El efecto multiplicador del consumo será significativamente negativo y se verá agravado por la falta de inversiones privadas”, señala.

En el mediano y largo plazo, quiebra de empresas, reducción de la inversión privada, bajo crecimiento económico, menos integración de cadenas de valor, deterioro de las capacidades productivas y del capital humano.

“La economía mundial vive una crisis sanitaria, humana y económica sin precedentes en el último siglo y que evoluciona continuamente”, reconoce el organismo de Naciones Unidas.

Aún más, el desempeño económico de la economía mundial ya era débil antes de la Covid-19. En el período 2011-2019, la tasa media de crecimiento mundial fue del 2,8%, cifra significativamente inferior al 3,4% del período 1997-2006.

En 2019, la economía mundial registró su peor desempeño desde 2009, con una tasa de crecimiento de solo un 2,5%, y las previsiones de crecimiento del PIB mundial para 2020 se habían revisado a la baja.

La contingencia impactará en América Latina por la disminución de la actividad económica de sus principales socios comerciales, la caída de los precios de los productos primarios, la interrupción de las cadenas de valor, la menor demanda de servicios de turismo, la aversión al riesgo y el empeoramiento de las condiciones financieras mundiales.

El efecto económico final dependerá de las medidas que se tomen a nivel nacional, regional y mundial, se advierte.

No se descarta que el coronavirus “acelerará algunos cambios estructurales en curso en la última década. Por ejemplo, las cuarentenas forzosas aumentarán la virtualización de las relaciones económicas y sociales; el teletrabajo prevalecerá en más industrias y regiones, y la digitalización avanzará aún más rápido. En este marco, las empresas más avanzadas tecnológicamente aumentarían sus ventajas en relación con las empresas atrasadas, en particular las mipyme.”

“Además, los largos períodos de cuarentena de los trabajadores fomentarían la inversión en automatización y robótica”, apuntan.

El texto sugiere que el Estado asuma “actividades de planificación que generen las condiciones para sostener y después estimular la oferta y la demanda. Esto requiere capacidades y recursos públicos, e instrumentos de política.”

Se contempla que “la pérdida de confianza en la democracia será aún más grave si los gobiernos no dan una respuesta adecuada a la Covid-19”.

Esto se combinará con una profundización de la crisis geopolítica y la redistribución del poder económico, político y militar entre las naciones líderes.

“En el plano nacional, el resurgimiento de los partidos de extrema derecha y aislacionistas es el resultado de la pérdida de confianza en las instituciones multilaterales y los proyectos estratégicos de integración, como la Unión Europea o los acuerdos comerciales multirregionales”, destacan.

Ante la complejidad del panorama, se recomienda tomar medidas urgentes tales como:

 

— estímulos fiscales de un monto suficiente para apoyar los servicios de salud y proteger los ingresos y los empleos;

               — reforzar los sistemas de protección social para apoyar a las poblaciones vulnerables;

— los bancos centrales deben asegurar la liquidez de las empresas para garantizar su funcionamiento y la estabilidad del sistema financiero;

— la cooperación internacional y las organizaciones multilaterales deberían diseñar nuevos instrumentos técnicos y financieros para apoyar a los países que se enfrentan a la presión fiscal. E incluso considerar la posibilidad de conceder préstamos con bajos intereses y ofrecer alivio y aplazamientos de la deuda para aumentar el espacio fiscal.

— “levantar sanciones a los países sujetos a ellas para permitir su acceso a alimentos, suministros médicos y acceso a pruebas de la Covid-19 y asistencia médica.

 

“Es tiempo de solidaridad, no de exclusión”, concluye este organismo de Naciones Unidas.

“Esta pandemia tiene el potencial de dar nuevas formas a la geopolítica de la globalización, y es también una oportunidad para recordar los beneficios de las medidas multilaterales e iniciar acciones muy necesarias para alcanzar un modelo de desarrollo sostenible e inclusivo”, finaliza la CEPAL en su balance preliminar.

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Crisis económica