¿QUÉ PASÓ EL 2022? EL MUNDO SE FRAGMENTÓ

Vie, 02/17/2023 - 01:43 -- bacosta

 

El año 2022 se inició como de gran incertidumbre. Una recuperación económica tímida se enfrió en el tercer trimestre del 2021 y la economía de EEUU con sus gigantescos déficits fiscales no terminó de levantar vapor. La tensión de Rusia con Ucrania creció y no se percibe cómo podrá resolverse. China ha crecido sostenidamente y el total de países asiáticos tuvieron una performance que contrapesó el freno de las economías del G7. La inflación subió mucho en EEUU y parecía no tener techo. Ante esto el año 22 se inició con sorpresas y una constatación. La sorpresa fue que, por primera vez, cuando el FED mueve la tasa de interés, si los demás bancos centrales no lo hacen el mismo tiempo, su moneda se deprecia. Eso le costó al Euro una caída de 23% frente al dólar. Lo segundo es que la suma de sanciones económicas contra Rusia por la operación en Ucrania se convirtió en la oportunidad de la vida de China de consolidar una arquitectura financiera oriental. Finalmente, ya con el mundo fragmentado EEUU optó fuertemente por políticas de sustitución de importaciones, y la desglobalización que conlleva; mientras el bloque asiático liderado por China avanza con su crecimiento con la globalización. 

 

Las políticas de recuperación económica de Estados Unidos

La recuperación económica post pandemia iniciada en el segundo semestre del 2020 debería de haber continuado el año 2022. Algo se interpuso en el camino y lo que se apreció fue un estancamiento en la recuperación de las economías más desarrolladas (G7). Estas se detuvieron en el tercer trimestre del 2021 y se quedaron estancadas, lo que prueba la hipótesis del OBELA que la forma de la recuperación sería de raíz cuadrada invertida. Desde el 2018 la economía de EEUU presentaba signos de desaceleración y caminaba hacia una recesión. En 2020 colapsaron las bolsas rescatadas con una inyección monetaria de 20% del PIB. Luego vino el rescate fiscal de los consumidores y productores. Terminada la etapa de emergencia, los problemas económicos seculares del gran vecino del norte continuaban allí. Tienen un serio problema de productividad y consumen 15% más de lo que su economía produce, lo que genera un déficit externo equivalente a eso. La única razón por la que se mantiene es porque las reservas internacionales del mundo se guardan en dólares americanos y porque los mercados financieros de EEUU son los refugios de los capitales internacionales nerviosos. El déficit fiscal va por esos mismos rangos mientras su recaudación fiscal es del 30% del PIB. Tienen un déficit fiscal equivalente a la mitad de su recaudación de impuestos lo que es impensable en cualquier otra economía. Está encubierto el 2.9% de la PEA que dejó de buscar trabajo en el 2022 de forma que el indicador de desempleo está subestimado en ese monto.

Como la reactivación no funcionó la solución fue inyectarle dinero público a partir del año 2023 mediante dos leyes: la Chips Act y la ley de control de inflación. La Chips Act les da recursos a los fabricantes de microchips en la forma de créditos fiscales; y la ley de control de inflación (Inflation Control Act) hace lo mismo para reanimar la demanda de vehículos de energía renovables y la venta de equipos de generación de energías renovables. La combinación tendrá efectos ligeros, y las proyecciones del World Economic Outlook (WEO) del FMI prevé que EEUU apenas crecerá. Las cifras de crecimiento del PIB son 2.0% en el 2022, 1.4 en el 2023 y 1.0 en el 2024. La interrogante es si la recesión será reconocida como tal con medidas contra cíclicas o no. El problema es que los niveles de déficit fiscal son monumentales para dicho país, defensor del equilibrio económico en el resto del mundo. 

La verdad es que hay un orden mundial basado en el gran desequilibrio y la aplicación de políticas de austeridad en el resto del mundo para mantenerlo. En paralelo hay la marcha económica continua de China, que a pesar de los titulares de periódicos económicos[I1]  occidentales, crece a pasos firmes. El año 2022 el PIB creció a 3.0%, el 23 se proyecta en 5.2 y el 24 en 4.5. Estas dinámicas y el traslado de los ejes comerciales del Océano Atlántico al Océano Pacífico se consolidaron en el 2022, lo que dejó fuera de toda duda las tendencias de los países de Asia de ganar más peso en la economía mundial y los occidentales del G7 de perderlos. El balance mundial se inclina desde el inicio de la tercera década del siglo XXI hacia oriente liderada por China que va acompañada de India, Tailandia, Malasia, Singapur, Indonesia, Viet Nam, Corea del Sur, entre los más saltantes. La proyección del crecimiento del PIB para el Asia emergente y en desarrollo es de 4.3% para el 2022, 5.3 en el 2023 y 5.2 en el 24. Mientras occidente se desglobaliza, oriente continúa su globalización vende más a más mercados y se transforma en el acreedor creciente e inversionista más importante. La comprensión de que “el mundo” se desglobaliza es una mirada occidental del proceso en curso.

 

Gobierno Federal de Estados Unidos de América

Año                           Razón deuda/PIB

2000                                            56.4%

2001                                            57.3%

2002                                            59.5%

2003                                            60.5%

2004                                            62.0%

2005                                            63.5%

2006                                            64.6%

2007                                            65.2%

2008                                            68.2%

2009                                            82.3%

2010                                            93.5%

2011                                            98.2%

2012                                            102.6%

2013                                            103.6%

2014                                            106.1%

2015                                            106.2%

2016                                            106.5%

2017                                            107.2%

2018                                            108.1%

2019                                            109.5%

2020                                            128.2%

2021                                            131.1%

Fuente: Estos datos se obtuvieron de la página web del Departamento del Tesoro de Estados Unidos, que ofrece actualizaciones periódicas sobre la deuda pública total pendiente del gobierno de Estados Unidos y el Producto Interior Bruto (PIB) del país del Banco central de Saint Louis (St. Louis Fed). El sitio web puede consultarse en https://www.treasury.gov/resource-center/data-chart-center/tic/Pages/ticsec1.aspx and https://fred.stlouisfed.org/series/GDP.


Estados Unidos, el FED y su tasa de interés.

Lo que gatilló el freno de la reactivación a pesar de los montos inmensos inyectados como rescate de empresas y de consumidores fue el alza de la tasa de interés por el FED. Está en niveles negativos desde el 2008, lo que es un reflejo de la tasa de ganancia. Desde Keynes se define así. El problema es que la reactivación iniciada en el final del año 2020 se tropezó y se desfasó el ritmo de producción en la era del justo a tiempo. Al no embonar los eslabones de las cadenas de producción, se produjo escasez de bienes finales industriales con las consecuencias sobre precios. En automóviles es notable, pero se observa en electrodomésticos y en todos los bienes industriales. A eso hay que sumarle la guerra comercial de EEUU contra China donde el flujo de microchips, ya trastocado, se terminó de afectar, lo que presionó a los precios de esos insumos. Esto fue además impactado por el problema de la falta de petróleo al inicio de la guerra entre Rusia y Ucrania. Para Europa fue fatal la aplicación de sanciones que le prohíbe importar energía de su vecino de al lado. La consecuencia final fue presión sobre el mercado petrolero occidental. Entonces se hizo público que había otro mercado petrolero centrado en China con oferta de Medio Oriente, de Rusia y de Latinoamérica con precios 30% más bajos. Esos precios afectaron positivamente el crecimiento y la poca inflación oriental mientras occidente se vio perjudicado.

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La lucha contra la inflación de parte del FED se hizo del único modo que se tiende desde el punto de vista monetario, es decir, con alzas de la tasa de interés para comprimir la inversión y el consumo. Esto se ha hecho históricamente sin mayores consecuencias sobre la economía global con la excepción de 1981 (el shock Volker). Esta vez se puso en evidencia que, si el FED sube la tasa de interés, el resto del mundo lo tiene que seguir o se produce un movimiento de capitales de corto plazo a favor del dólar. De este modo, el Banco Central Europeo, convencido de la importancia y autonomía de Europa, decidió no subir la tasa de interés junto con el FED con el argumento que la inflación era transitoria y que necesitaba reactivar su economía con tasas bajas. El resultado fue que el Euro se depreció 23% frente al dólar y el precio de la energía en Europa subió como efecto de esto, así como por efecto del alza en los precios en dólares mismos. Lo que media entre otros tiempos y los actuales es la desregulación y apertura irrestricta de los mercados de capitales. A esto hay que sumar la independencia de la banca central que le impide prestarle a sus ministerios de hacienda. De este modo los excedentes de reservas de la banca central son internacionales y están en dólares, la moneda de comercio mundial y se guardan en bonos del tesoro de EEUU para financiar el déficit fiscal del país del norte. En resumen, el FED subió las tasas el 2022 y el mundo entero subió las suyas. Con esto se abre el escenario recesivo del 2023.

Los que no lo hicieron, se depreciaron o se desvincularon del mercado de capitales occidental, como hizo Rusia en lo que apareció como medida punitiva. Fue el alivio que necesitaba para poder continuar con el impulso de reactivación con tasa de interés bajas. China con el mercado de capitales cerrado no alzó su tasa. La bolsa de Shanghai perdió 5% de su valor de capitalización de enero a diciembre del 2022, el S&P 500 de NY cayó 8.9% y el FTSE 100 creció 6.7% en medio de la crisis británica y el problema económico global, como expresión de la desconexión entre lo financiero y lo real. La libra cayó y se recuperó por las políticas expansivas del Banco de Inglaterra y el alza de su tasa de interés. Los países de oriente no lo hicieron por un lado porque no tenían problemas de inflación por tener costos de energía estables, y por otro, porque están ligados al banco central de China al operar el comercio intra-asiático en Yuanes. 

Lo que se percibió el año terminado es el desarrollo de una arquitectura financiera internacional paralela a la occidental, con el Banco Popular de China como banco de depósitos internacionales en Yuanes, el desarrollo del CIPS (un sistema de pagos equivalente al SWIFT occidental beneficiado con las medidas occidentales contra Rusia); y el desarrollo del Banco de Inversiones e Infraestructura Asiático para las obras de los proyectos transcontinentales de la nueva Ruta de la Seda. Hay señales que el país del dragón estaría en los inicios de un mercado de commodities paralelo al occidental, operado en yuanes y que sirve para gas, petróleo, trigo y cebada, y metales. Los volúmenes comprados en el año que terminó indican esto junto con los acuerdos a los que llegó con muchos vecinos del Asia occidental, y con Rusia.

Resultante de las dinámicas señaladas y sumado a la competencia tecnológica entre EEUU y China, EEUU le declaró la Guerra Fría y estableció una comisión del Senado para investigarla y recomendarle políticas al consejo de seguridad nacional de la Casa Blanca. La Cámara de Representantes votó a favor de la creación de un comité selecto a inicios de enero del 2023 para evaluar los innumerables retos militares, económicos y tecnológicos que plantea China, dándole vida a uno de los principales pilares de la agenda republicana de seguridad nacional. El documento de la Casa Blanca National Security Strategy, October 2022 dice que la principal amenaza de EEUU es China y que, si bien no buscan una guerra fría, es lo que aparece. La guerra comercial entre EEUU y China, declarada por terminada en el 2020, continúa con vigor con medidas recientes del 25 de noviembre del año 22, como la prohibición de importación de nuevos equipos de telecomunicaciones de Huawei Technologies y ZTE porque suponen "un riesgo inaceptable" para la seguridad nacional de Estados Unidos. La Comisión Federal de Comunicaciones de EE.UU. prohibió igualmente equipos de vigilancia Dahua Technology Co, la empresa de videovigilancia Hangzhou Hikvision Digital Technology Co Ltd y la empresa de telecomunicaciones Hytera Communications Corp Ltd.  La real amenaza a la seguridad nacional es que la competencia tecnológica la lleva China por delante y no parece haber posibilidad de nivelarse ni aun con la inyección de dinero del Estado. Según la Asociación de la Industria de Semiconductores (Chips) la capacidad de fabricación de semiconductores en Estados Unidos se erosionó del 37% en 1990 al 12% en 2022 de lo que usan. Esto ha ocurrido porque el gobierno estadounidense no ha incentivado la fabricación de chips y otros gobiernos si lo han hecho, dicen ellos. (https://www.semiconductors.org/chips/). El Chips Act les inyecta a las empresas dinero y el Inflation Control Actsubsidia el uso de energías renovables a los consumidores. Esto no equivale a las inversiones estratégicas chinas, planificadas para sacar ventajas internacionales.

 

El retorno del enemigo histórico y la construcción de una nueva estructura de mercado petrolero

La operación militar especial de Rusia en Ucrania en el 2022 como remate al 2014 abrió un campo de juego al mercado energético. Hasta entonces, la energía de Europa occidental fue provista mayoritariamente por Rusia complementada por Noruega, Gran Bretaña y los países árabes, y en última instancia por Estados Unidos. A partir del 2022, se cerró el comercio de energéticos con Rusia en varios pasos, el más dramático fue la voladura del gasoducto Nordstream 2 en el piso del Báltico en lo que se entiende fue una operación noruego-estadounidense.[1] Según Eurostat, la oficina estadística de la Unión Europea, Rusia fue el mayor proveedor de petróleo de la UE en 2020, con casi un tercio de las importaciones totales del bloque. Rusia suministraba a la UE aproximadamente el 40% del gas importado antes de la invasión, según el Foro Económico Mundial. La consecuencia del cierre de Rusia como proveedor de Europa fue entonces encarecer el costo de la energía en Europa y en general. El resultado fue que Rusia se encontró con una sobre oferta de gas y petróleo que puede vender en otros mercados no explotados.  Así un resultado del bloqueo a Rusia por su invasión a Ucrania fue el desarrollo acelerado de un nuevo mercado de gas y petróleo en Asia con precios significativamente más bajos que en occidente.

Las represalias financieras y bloqueo de cuentas de bancos fueron salvada mediante el uso creciente de CIPS, el sistema de pagos interbancario de China y las operaciones efectuadas en rublos y yuanes. Otro mecanismo es un acuerdo entre bancos centrales para el uso de sus sistemas de pagos entre ellos. Así hay un acuerdo entre Irán y Rusia.  

El desarrollo del mercado de commodities en Shanghai se aceleró. Existe el Centro Internacional de Materias Primas de Shanghai (SHICC) una bolsa de materias primas que comercia con una variedad de productos, incluidos, entre otros, productos agrícolas, metales preciosos y productos energéticos. Los futuros del petróleo crudo operan en el Shanghai International Energy Exchange (INE) y el energético es el primer producto de futuros de China abierto al mercado exterior, que opera desde 2018 y la proporción de participantes extranjeros ha crecido. Según datos públicos, el volumen de operaciones de los clientes extranjeros procede de más de 20 países y regiones de los seis continentes, era entre el 10 y el 15 por ciento del total en 2018 y era el 25 por ciento en el 2022. El volumen de negociación de futuros de crudo alcanzó los 158 millones de lotes, o 158.000 millones de barriles. En la actualidad, es el tercer mercado de futuros de crudo del mundo sigue a NYMEX en Nueva York y a Dubai. China tiene un impacto significativo en el mercado mundial del petróleo, y el INE desempeña un papel importante en la fijación de los precios de referencia del crudo en el mercado asiático.

Por lo tanto, el INE es relevante para el mercado mundial del petróleo en el sentido de que proporciona una plataforma para negociar contratos de futuros de crudo en China, y los precios negociados en el INE pueden tener un impacto significativo en la fijación de precios del crudo a nivel mundial. Además, INE ofrece contratos denominados en moneda china (renminbi), lo que puede atraer a participantes internacionales que busquen cubrir su exposición a las fluctuaciones del tipo de cambio del renminbi. Lo que esto indica es que se está buscando crear un mercado oriental de petróleo con precios de referencia propios.

Año de revueltas

En el año pasado hubo revueltas sociales significativas en Ecuador, Brasil, Bolivia y el Perú que le siguen a otras anteriores en Colombia y Chile.  Ecuador, Bolivia y el Perú tuvieron desempeños económicos significativos en las tres décadas pasadas mientras Brasil se vio menos beneficiada. Aparentemente la dolarización de Ecuador el año 2000 no le amordazó el crecimiento comparado a sus vecinos. Sin embargo, en los cuatro el 20% más pobre del ingreso nacional continúa con menos de 10% del ingreso según el Banco Mundial; y según Latinobarómetro, el 1% más rico concentra el 30% del ingreso nacional. La pandemia, de su lado, parece haber envalentonado a la ciudadanía y el Informe Latinobarómetro 2021 afirma que “La pandemia pone un vidrio sobre la región que muestra la cruda realidad, imposible no verlo. Los ciudadanos más empoderados que nunca, abandonaron Macondo, para incorporarse al mundo elevando sus demandas a la del mundo globalizado. Los gobernantes están avisados.” (Santiago de Chile 7 de Octubre 2021). Las demandas salieron fuertemente en los cuatro países señalados donde no hay escuelas de calidad, no hay centros médicos descentralizados bien equipados, no hay ingreso mínimo garantizado para toda la gente que no tiene empleo formal.  Según el Barómetro Latinoamericano 2021, los países con el 1% más concentrado de ingreso son: México, Brasil y el Perú. La cobertura de protección social es baja y los grados de trabajo formal también son bajos. México y Brasil tienen mayores programas nacionales de protección social con transferencias masivas, sin embargo, Ecuador, Perú y Bolivia no lo tienen tan extendido. El Perú escasamente tiene 20% de la población con alguna protección social. Dijo el informe de la OIT de diciembre de 2022 que “la crisis ha afectado desproporcionadamente a los pueblos indígenas de América Latina, poniendo de relieve las barreras preexistentes a que dichos pueblos se enfrentan en el acceso a la atención de salud y a la seguridad social (…) consecuencia de la discriminación y marginación histórica”. Las protestas han salido por el déficit democrático a que se atiendan sus demandas. En el Perú se complica por la percepción de la falsedad ideológica en la política donde se elige desde 1990 hacia la izquierda, pero siempre gobierna una derecha crecientemente totalitaria. En Brasil los sectores más pobres salieron en apoyo de Bolsonaro por demandas contra la corrupción del PT y a favor de los inmensos apoyos sociales que el militar entregó. En Bolivia las protestas tienen que ver con el poder de Santa Cruz de la Sierra y su enfrentamiento con el mundo andino que gobierna. En Ecuador tuvo que ver con medidas económicas que empobrecían al pueblo que no tienen mayor protección social, como en el Perú. La combinación es una saturación de ajustes económicos con desprecio por los pobres que son la mayoría en estos países, como las marchas peruanas ponen en evidencia. Las referencias al totalitarismo invertido tienen que ver con el poder del gobierno corporativo y las iglesias evangélicas en los países, a diferencia al fascismo estatal católico de los años 30.

Finalmente, el año 2022 tras la incertidumbre que trajo en cuanto crecimiento la guerra de Ucrania, ha plasmado algunas ideas claras. La primera es que China es un enemigo estratégico de Estados Unidos. La segunda es que la Unión Europea está subordinada a las políticas de Washington en términos militares y monetarios. Si el banco central europeo no mueve la tasa de interés con el FED, el euro se deprecia. La tercera es que las represalias contra Rusia beneficiaron a las empresas estadounidenses de petróleo. La cuarta es que China articula una estrategia con socios comerciales de medio oriente, su flanco occidental, para asegurar el desarrollo de su mercado de petróleo de Shanghai y quitárselo a occidente. Esto hará que el petróleo sea menos vulnerable a los vaivenes guerreristas de Washington.  Quinto, Asia está construyendo una arquitectura financiera internacional de instituciones y procedimientos paralela a la occidental. Esto por razones de seguridad nacional dado que son el eje del bloque económico más grande del mundo y no puede exponerse a los tipos de sanciones financieras con las que Washington ataca a países percibidos como enemigos. Asia contiene más población y suma de PIB y comercio internacional que occidente y está menos militarizado que occidente. Sexto, los pueblos en América Latina están dando señales fuertes de saturación de las políticas de ajuste económico combinadas al abandono del Estado a los ingresos de la población, a las condiciones de salud y a las escuelas, en el nombre de no subir impuestos o no cobrarlos. Séptimo, la polarización política se acentuó en general. La visita de la presidenta de la cámara de representantes de Estados Unidos Pelossi a Taiwán disparó reacciones militares de la RPC; y las innovaciones recientes de Huawei llevó a que EEUU le cerrara finalmente el uso de Google y las plataformas estadunidenses en sus teléfonos. Dentro de América Latina la polarización comunista/anticomunista, no por pasada de moda, está menos presente en los países donde hay gobiernos progresistas con un discurso homogéneo contra el Foro de Sao Paulo, el castro chavismo, el odio a Evo Morales y las dictaduras de la izquierda. Es un discurso construido para asustar al oyente, pero no explica nada. La política más que nunca está en el campo de las creencias y no de la razón. Dentro de Estados Unidos, a su vez, hay una lista de 1600 libros prohibidos en las bibliotecas púbicas que afecta a 32 Estados de 51[2]. En el Perú aquellos sospechosos de ser marxistas o libros cuyos autores son Marx o Guzmán, el líder de Sendero Luminoso, son encarcelados. En otros países siguen patrones similares. A este patrón se le conoce como totalitarismo invertido porque es el gobierno totalitario del poder corporativo y las iglesias evangélicas. Es la materialización de los prejuicios religiosos sumado a las necesidades corporativas puestas en los gobiernos no para mejora del Estado y de la población, sino la suya propia en el entendido que hay una oposición mercado/barbarie como señaló von Mises. 

En conclusión, el año 2022 fue de menos crecimiento que el 21, hubo más polarización política internacional y doméstica, más enfrentamiento político y evidencia de pérdida de libertades de pensamiento. El surgimiento de la arquitectura financiera hemisférica asiática liderada por China habla de un mundo donde se fracturó el concepto de globalización. A la vez que Estados Unidos pone políticas de sustitución de importaciones para alcanzar el avance chino de circuitos integrados, China continua con sus inversiones y comercio internacional crecientes. El enfrentamiento Este-Oeste en Ucrania ha fortalecido al bloque asiático y perjudicado a Europa. Las ganancias del complejo militar industrial se mantienen fuertes.  Los conflictos sociales iniciados en el Perú en diciembre del 2022 continúan y podrán convertirse en un factor de riesgo económico para dicho país en el año 23, donde ambos bandos tienen posturas irreductibles.

Cuernavaca, 8.2.2023

 

 

 

 [I1]

Tema de investigación: 
Crisis económica