La desdolarización avanza, pero no como el mundo imaginó
Si bien la desdolarización es un tema urgente, no avanza como muchos imaginaban: mediante la sustitución del dólar por otra moneda hegemónica única (como el yen, el euro o el yuan). En cambio, se está produciendo una transformación más pragmática y gradual. Este proceso se da en un contexto donde el dólar ha consolidado su supremacía, respaldado por el poder de EE.UU. y con instituciones como el FMI y el Banco Mundial reconfiguradas para promover políticas que afianzan su hegemonía. Frente a esto, la nueva desdolarización no es binaria, sino que se materializa a través de un ecosistema de alternativas paralelas que coexisten, como acuerdos de pago en monedas locales, líneas de swap entre bancos centrales, monedas digitales y sistemas de pago multidivisa. El objetivo no es eliminar abruptamente al dólar, sino descentralizar el sistema, reducir la dependencia estructural y crear un panorama financiero multipolar, más diversificado y menos vulnerable a los instrumentos de poder asociados a la divisa estadounidense.