Wall Street se ha servido de aflujos de capital extranjero para tres cosas: 1) proporcionar crédito a los consumidores norteamericanos, 2) invertir de forma directa en las grandes corporaciones de Estados Unidos y 3) comprar bonos del Tesoro - financiando de esta manera, los déficit del gobierno, tanto el comercial como el presupuestario.
Una vez ocurrida la crisis de 2008, el sector bancario de Estados Unidos ya no pudo seguir utilizando los dos déficit gemelos - presupuestario y comercial - a fin de financiar una demanda norteamericana suficiente para mantener a flote las exportaciones del resto del mundo, a partir de entonces, le ha sido imposible a la economía mundial recuperar su posición sin un Mecanismo de Reciclaje del Excedente Global (MREG) que venga a reemplazar al Minotauro Global herido de muerte.
Lo anterior quedó imposibilitado por los hechos siguientes:
1) En 2011 Norteamérica generaba una demanda de las exportaciones netas del resto del mundo un 23.7% menor de lo que habría sido el caso sin el desplome de 2008.
2) Hacia 2011, Estados Unidos habría perdido el 28.6% de los activos en manos de tenedores extranjeros en relación con el nivel tendencial que se habría alcanzado de no haber ocurrido el desplome de 2008.
3) Los flujos netos de capital exterior que terminaban como préstamos a empresas norteamericanas cayeron drásticamente desde una cifra en torno a los 500,000 millones de dólares (mdd) en 2006 hasta los 50,000 mdd de 2011.
Esto es, los déficit de Estados Unidos ya no son capaces de sostener el crecimiento que mantiene equilibrados a escala global los flujos de bienes y beneficios. El único remanente del poderoso Minotauro Global son los flujos de capital exterior hacia la deuda pública norteamericana, prueba inconfundible de que el mundo anda revuelto y el dinero busca refugio "seguro".
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