En el siguiente articulo el economista nicaragüense Adolfo Acevedo, comenta sobre diversos problemas que aquejan al desempleo, sobre todo a sectores poblacionales fundamentales como los jóvenes o los maestros.
En el caso de los jóvenes, debido a la actual fase demográfica la población es predominantemente joven. Miles de jóvenes se integran al mercado laboral anualmente, sin embargo, gran parte de ellos se integran con niveles de escolaridad extremadamente bajos, lo cual los condena a verse condenados a desempeñar principalmente empleos precarios e informales. De la misma manera, son los jóvenes, sobre todo las mujeres, quienes más se ven afectados por el desempleo. Esto evidencia que el actual modelo económico se sustenta en el crecimiento extensivo de actividades de baja productividad, las cuales proporcionan ocupaciones precarias e ingresos muy bajos.
Por otro lado, algunos economistas piensan que crear mucho más empleo es necesario atraer inversión extranjera directa (IED). Sin embargo, debido a las características estructurales la economía nicaragüense no parece ser la solución. La fuerza de trabajo en Nicaragua crece, incluso mucho más de lo que podría pensare (casi duplicando la tasa de crecimiento de la economía), el problema crucial es la caída de la productividad. Esta declinación en la productividad es el resultado del hecho de que dicha economía genera empleos precarios e informales. Así, la IED, cuya mayor concentración es la minería, las comunicaciones, y el sector energético; es insuficiente debido a que no genera lo suficientes empleos como para captar a la población, mientras que sectores como el agropecuario crecen demasiado pero con una muy baja productividad.
El gran problema de la baja productividad se debe a la falta de una fuerza de trabajo mas calificada, lo cual podría conseguirse con una mejora significativa la cobertura, calidad y pertinencia de la educación. Sin embargo, como se evidencia en el artículo, el salario real de los maestros y el gasto destinado a la educación es muy bajo. El salario real de los maestros representa apenas el equivalente al 58% del salario real promedio nacional. Esta estructura de salarios relativos, en que una persona relativamente calificada puede ganar casi el doble o mas dedicándose a cualquier otra actividad que a la profesión docente, representa un enorme sesgo perverso en contra la educación, y contra la profesión docente. Sin embargo, de acuerdo al FMI y al gobierno, mayores incrementos en los salarios reales en los sectores de la salud y educación publicas, podrían dar lugar a un "efecto demostración" sobre los trabajadores del sector formal privado, y que estos pugnen por los mismo incrementos salariales.