Se ha venido propagando en diversos medios, la amenaza del "precipicio fiscal" en Estados Unidos de no recortar el déficit y la deuda pública a inicios de 2013, lo que llevaría a la primera economía del mundo a recortar el presupuesto federal en alrededor de 600,000 millones de dólares.
Sin embargo, el problema radica no tanto en el déficit y la deuda pública sino en la falta de crecimiento económico de los últimos años, que de haber continuado como en los años previos a la crisis, de acuerdo a estimaciones realizadas por Dean Baker, el déficit público sería hoy apenas un 1% del PIB.
La deuda pública de Estados Unidos alcanza el 61% del PIB, muy debajo de la mayoría de los países que conforman la Zona Euro. Además, los bonos del Tesoros son de los activos financieros más codiciados a nivel mundial, pues al ofrecer una tasa interés inferior al 1% garantizan a Washington un endeudamiento con grandes facilidades.
En realidad, de lo que se trata es de que el sistema bancario y las compañías seguros desean continuar con el desmantelamiento del Estado de Bienestar vía privatización de los servicios y transferencias públicas, incluidas las relacionadas con la Seguridad Social.
Aún y con la deuda pública en alrededor de 16 billones de dólares, el verdadero problema estriba en la falta de recuperación de la economía estadunidense. El factor más dramático es el elevado desempleo que afecta a alrededor de 22 millones de personas. La clave está en que el gasto público se dirija hacia reactivación económica y no hacia el ensanchamiento de la banca privada.
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