Hay que Recuperar el Pensamiento Crítico Latinoamericano

Mar, 05/27/2008 - 17:10 -- Anónimo (no verificado)
Extractos del Discurso del Presidente de la República del Ecuador, Rafael Correa, en la conmemoración de los 50 años de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), el 29 de octubre de 2007, en Quito.


    Si bien podríamos organizar un seminario para ver el papel de la FLACSO en las ciencias sociales, quisiera reflexionar sobre retos que puedo percibir, en el marco de una crítica constructiva. Principalmente trataré de centrarme en una reflexión crítica sobre lo que creo constituye uno de los principales problemas de la academia latinoamericana y al que no escapa la FLACSO: la crisis de pensamiento latinoamericano. Una pregunta clave, que todo cientista social alguna vez se ha formulado, es la que lleva a interrogarse por el sentido de la labor científico-social: ¿Qué es lo que en rigor justifica la existencia y desarrollo de las ciencias sociales? ¿Cuál es la misión que como científico social le corresponde a cada uno de nosotros ante la dinámica, contradictoria y en mucnos aspectos dolorosa realidad del mundo contemporáneo? Si bien pueden dar múltiples respuestas, en términos generales, podríamos decir que los académicos buscamos contribuir a aumentar nuestra comprensión de los fénomenos del mundo social para incrementar también nuestra capacidad de acutar en la construcción de una sociedad mejor de la que todos podamos y puedan beneficiarse. Particularmente, en el campo social, una teoría que no implique claros corolarios de política para mejorar la realidad, es sencillamente una teoría inservible.

    No obstante, surgen algunas preguntas que esconde esta respuesta general. Cuando decimos "nuestra comprensión de los fenómenos" a ¿quíenes nos referimos con NUESTRA comprensión? Y cuando hablamos de una sociedad mejor, ¿cómo estamos entendiendo la palabra MEJOR?

    RESPECTO A LO PRIMERO hay que señalar que existen diferencias entre la comprensión que realiza la academia de aquella que se da en otros espacios de saber. El tipo de explicaciones que contruye el discurso académico, a diferencia de otros como el del sentido común, el del sofista o el del mismo político, se basa en un proceso específico para producri sus argumentos y verificarlos. Esto no siginifca menospreciar o no buscar formas de diálogo entre diferentes saberes y experiencias, ni creer que existen jerarquías entre ellos. El argumento científico-social no se justifica a través de la intuición, de la creencia o del deseo sino a través de un procedimiento reflexivo que reconozca el error, los mecanismos que lo producen, las formas de superarlo dejando intacta la capacidad de descubrimiento. Como diría Pierre Bourdieu no se trata simplemente de una metodología abstracta que funcione como un manual -como conjunto de reglas aplicables a todos los casos- y como garantía inequívoca de cientificidad. Justamente porque la obediencia incondicional a un órgano de reglas lógicas tiende a producir un efecto de clausura prematura para el descrubrimiento.

    Más bien se trata de una actitud de vigilancia epistemológica en dónde no sólo hay un esfuerzo por captar la lógica del error sino un esfuerzo para construir una lógica del descubrimiento de la verdad. En este sentido, puede decirse que el académico-investigador busca el mayor grado de "objetividad" posible. El ideal sería que a través de la transparencia de la metodología ( de las operaciones realizadad y de las justificaciones esgrimidas para cada decisión) y de la democratización de la información cualquier persona pueda lograr la reproducibilidad de los resultados y conclusiones encontradas. De esta manera, a través de un juego dialéctico, se podría seguir mejorando la calidad en el el conocimiento de la realidad.

    Respecto a lo SEGUNDO, es decir qué entendemos por un mundo mejor, surge uno de los peligros más graves que se esconden bajo el discurso académico: este es tratar de igualar objetividad con neutralidad y, por lo tanto, deslindarse del inevitable carácter político que entraña todo quehacer docente e investigativo, especialmente en ciencias sociales. Siguiendo a Boaventura de Soussa Santos, creo que es fundamental disntinguir entre objetividad y neutralidad. Debemos querer ser científicos sociales objetivos pero no neutros, y ello significa utilizar las mejores metodologías que las ciencias sociales nos ofrecen y hacerlo con la mayor rigurosidad, imparcialidad y autonomía posibles.


Pero a su vez, hay que tener claro en qué lado estamos, es decir, cómo contrumimos nuestro problema de investigación, nuestro objeto de estudio, cómo formulamos nuestras hipótesis de trabajo, cómo elegimos la estrategia metodológica y hasta las mismas técnicas de investigación. Tal no neutralidad (inevitable en nuestro oficio) nos lleva indiscutiblemente a las posiciones políticas, sociales, culturales, etc. que encarnamos necesariamente y sobre los cuales es indispensable tener vigilancia constante. Pero atentos, vigilar no es lo mismo que negar. Ejemplo: mi Patria.

Una vez que tenemos claras estas distinciones, podemos ahora preguntarnos por ejemplo:¿De dónde surgen los temas de investigación en las ciencias sociales actuales? ¿Desde qué lugar se construyen las preguntas de investigación? ¿Cuál es la economía política de las teorías dominantes en las ciencias sociales? lo que nos lleva a plantear ¿cuál es la forma de producción del conocimiento que parece funcionar en la academia de América Latina? Estas preguntas nos ubican en un espacio de reflexión sobre lo que ha acontecido en las últimas décadas en la academia latinoamericana y de lo que la FLACSO, creo yo, no ha podido escapar. Como mencionamops anteriormente: la crisis de pensamiento latinoamericano. Ej. De máxima expresión de esa crisis: el Consenso de Washington.

Sin temor a equivocarme sostengo que los espacios académicos son espacios de disputa ideológica en pos de contruir hegemonía de unos intereses por sobre todos, de unas visiones del mundo por sobre otras. Se trata de imponer significaciones sobre lo que llamamos "realidad" y de esta forma construirla y lo que en última instancia cada uno de nosotros entendemos por un mejor mundo. En esta línea, el espacio académico latinoamericano fue prácticamente colonizado por un conjunto de teorías y recestas metodológcias que surgieron de los países centrales.

  Por ejemplo esto pudo verse en el predominio que adquirió la economía positivista y que se aplicó acríticamente y descontroladamente al campo de la ciencia social. Se produjo una suerte de homogeneización a un nivel muy profundo del quehacer investigativo y docente y sólo marginalmente ciertos reductos lograron resistir y disputar lo que se ha transformado en una suerte de sentido común de la academia.

El argumento esgrimido fue que tales teorías y procedimiento eran los nicos que garantizaban temas "pertinentes" a estudiar, perspectivas de análisis "objetivas" (confundido este concepto con neutralidad) y metodologías "científicas". El resto era justamente resto. Era residual. Siguiendo con nuestro ejemplo podemos pensar en el Racional Choice aplicado al campo de la Ciencia Política y en algunos casos hasta de la Sociología Política. Esto ha implicado el retorno del dominio de una metodología positiva a ultranza que sólo da valor a lo que puede "observarse" (léase preferencias) y por lo tanto "medirse" y que menosprecia todo aquello que desde ese lugar se considera "subjetivo".

Teoría inservible. Ej. Aceite de carburador. (Entre paréntesis podríamos decir que este punto volvió a planear de manera decidida la imagen de la academia como único espacio de saber válido y el menosprecio del diálogo con otros saberes. Así, se dejó de lado -entre otras cuestiones-aquellas perspectivas teóricas y metodológicas que hacían hincapié en la participación de los sujetos a investigar al considerar que eran ellos los principales beneficiarios de tales estudios). También involucró la generación de explicaciones unidimensionales que tendieron a dar cuenta de los fenómenos sociales siempre bajo un argumento similar y único: el hombre egoísta, atómico, maximizador, etc.,etc.

Bajo tal dominancia, la definición del "mundo mejor" que debe buscar la ciencia social, pudo reducrise a la optimización maximizadora individual de las utilidades, vista ésta principalmente, por las preferencias expresadas en cualquier MERCADO (político, cultural, económico, familiar, comunitario) vía el consumo (también de cualquier producto: voto, bien, dinero, amor, consumo cultural, etc.). Además de ser una teoría en gran parte inservible, tremendamente reduccionista, pretendió presentar a las ciencias sociales como independiente de juicios de valor. Ej. Teoría de mercado, agentes racionales, intercambios voluntarios y chica perdida en el desierto.

Una revisión de los diseños curriculares de los programas de formación en ciencia política, sociología y economía de muchas de las sedes de FLACSO devela hasta qué punto esa dominancia también caló hondo en una institución que pretendía generar un pensamiento independiente y propiamente latinoamericano. Ni mencionar los programas que se conocen bajo el título de Gobierno y Asuntos Públicos o Administración y Políticas Públicas.

Lo que hay que darse cuenta es que estas teorías y las categorías de análisis a ellas asociadas, que cooptaro el espacio ideológico, nos impiden ver otras maneras de construir los problemas de investigación y los objetos de estudio relevantes para los proyectos de cambio en los que creemos. También invisibilizan la herencia intelectual de aquella academia latinoamericana, esa que hasta hace algunas décadas atrás se enorgullecía de sus avances y de su compromiso con la emancipación latinoamericana.

No se trata de un retorno acrítico del pasado sino de una recuperación más justa de un legado que no ha sido suficientemente valorado. Con esta dominancia han desaparecido disciplinas y líneas completas de investigación como por ejemplo la Historia, la Sociología en su vertiente Agraria, los estudios de estructura social, de concentración económica, de desigualdad social, entre otros. No se trata de un retorno acrítico del pasao sino de una recuperación más justa de un legado que no ha sido suficientemente valorado. Con esta dominancia han desaparecido disciplinas y líneas completas de investigación como por ejemplo la Historia, la Sociología en su vertiente Agraria, los estudios de estructura social, de concentración económica, de desigualdad social, entre otros.

Es verdad que se han incorporado otros temas sumamente relevante que tiene que ver con formas de exclusión social. Por ejemplo, el tratamiento de grupos conformados a partir de determinación de edad, como los jóvenes; de género como las mujeres, de origen étnico como los indígenas, de movilidad como los inmigrantes, etc. La academia ha sido particularmente sensible a estas problemáticas y a los grupos humanos que han sido históricamente privados de su voz. Esto puede verse en los múltiples proyectos que se ahn desarrollado por ejemplo en las sedes FLACSO y sobre todo en las tesis de investigación que esas sedes promueven.

Como afirma Todd Gitlin, si bien la profusión de agentes sociales ocurrió en toda la socieda, pensemos en la visibilidad que adquieren las minorías y los movimientos sociales en los últimos años, en ningua parte parece haber resultado tan vigoroso como en el mundo académico. Allí en los múltiples programas de estudio cada movimiento pudo experimentar el regocijo de una identidad basada en el grupo. El problema radica en que la expansión de lo que se dio en llamar la "política de la identidad" fue inseparable de la fragmentación política de lo compartido que se dio primeramente.

El munco universitario y académico ha adoptado estos nuevos temas desde un lugar poco crítico ya que en muchos casos tales líneas de investigación involucran el abandono de la preocupación por aquello que los seres humanos y grupos comparten. El estudio de la "identidad" se vuelve el estudio de una suerte de destino inexorable, en un mundo conformado por identidades intrínsecas y esencialistas que impiden conectarse con el otro. La voz de los sin voz puede terminar conformando así un nuevo silencio, funcional al paradigma dominante y la academia no ha sido ajena a ello.

ENTONCES, basándome en gran medida en lo planteado por Boaventura Sousa Santos, quizás una deuda y un reto pendiente que tiene la FLACSO para constuir durante sus próximos 50 años sea la decisión de invertir tiempo, dinero y recursos humanos en plantear aportes hacia una decidida revisión epistemológica y teórica sobre las ciencias sociales actuales. Una revisión desde una mirada latinoamericana, es deicr, desde el SUR.

Asimismo, la comprensión del mundo que realizan las ciencias sociales en muchos casos niegan la experiencia social y niegan los cambios sociales que están aconteciendo. Ej. Fin de la historia. Un conjunto de experiencias quedan así desperdiciadas, desconocidas, descredibilizadas por visiones hegemónicas. Así, lo que se presenta como la tesis es a lo sumo la teoría dominante. Nuestro desafío debe ser enfrentar este desperdicio de experiencia social. Ello se logrará en la medida en que no sólo nos ocupemos de la discusión por las condiciones objetivas de la transformación de la sociedad sino de aquellas condiciones que hablan de la voluntad de cambio. Quizás hay que pensar en como crear una subjetividad rebelde y no una objetividad paralizante.


    En este sentido, lo que trato de decir es que no podemos salir de este atoladero con las ciencias sociales que tenemos porque son parte del problema. Hay que primero trabajar las ciencias sociales epistemológicamente. Nuestras formas de racionalidad emergen de la periferia y debemos tener en cuenta esto para producri un cambio en los esquemas de pensamiento como diría Edgar Morín.

  En buena medida, como afirma Santos, esto pasará si nosotros pensamos las "ausencias" desde un lugar diferente. Me explico. Mucho de lo que no existe en la sociedad es producido como no existente lo que termina reduciendo "la realidad" (siempre construida) a lo existente. Una mirada desde las ausencias es un procedimiento insurgente para mostrar lo que no existe poero con un objetivo diferente y claro: buscar alcanzarlo. También implica ver lo que no existe todavía pero que está emeregiendo, que da señales de vida. Por ejemplo, hacer una aplicación simbólica de un movimiento social o ciudadano. Sin romanticismos debemos credibilizar esta emergencia. También cuestionar aquellos conceptos que nos hablan de un tiempo que no es el nuestro y de un punto ya definido de llegada. Así, en el tiempo andino e indígena lo ancestral no es parte del pasado como se nos dice sino del presente cotidiano; o las mismas nociones de países "desarrollados", de "progreso", de "modernización" y hasta de "globalización" nos hablan de un tiempo y un destino que nos son ajenos aunque los hayamos interiorizado como necesarios de ser alcanzados. Un primer paso para esto es prepensa la noción de desarrollo. No desde un lugar modernizante o centrado solo en el crecimiento. Creo que esto ya está incluido en nuestro Plan Nacional el cual aritcula, más allá de las miradas económicas, la relación del ser humano con la naturaleza, la relación entre las personas y la forma de perpetuar indefinidamente las culturas latinoamericanas.