Cameron y el Impuesto a las Transacciones Financieras

Editorial 

El anuncio de David Cameron de convocar a un Referéndum sobre la permanencia del RU en la UE antes de 2018 hace más que manifiesta la inconformidad que existe entre Londres y Bruselas por el impulso que el Consejo Económico y Financiero de la UE otorgó a un impuesto sobre las transacciones financieras, que pretende generar ingresos extra y desincentivar la especulación. La postura Británica está ligada al efecto negativo que pueda tener este Impuesto a las Transacciones Financieras (ITF) en la City.

James Tobin -Nobel de 1981- sostenía que las transacciones monetarias especulativas eran nocivas a la economía mundial; ergo, proponía cobrar un impuesto cada vez que se realizaran operaciones cambiarias. Ahora no sólo se propone gravar operaciones monetarias sino transacciones financieras de todo tipo: derivados, swaps, operaciones spot y futuros en todos los mercados cambiarios, de capitales, de valores y de commodities.

Sólo resta que la Comisión Europea (CE) elabore la propuesta legislativa final. Sólo han sido once los países que decidieron crear el ITF; España, Grecia, Portugal, Italia, Francia, Alemania, Austria, Bélgica, Eslovenia, Estonia y Eslovaquia. La iniciativa consta de un gravamen de 0.1% a la compraventa de bonos o acciones y otro de 0.01% para la compraventa de productos derivados -quedando exentas de estos impuestos las operaciones efectuadas en el mercado primario y las realizadas por los organismos gubernamentales-. El impuesto se aplicará en toda entidad financiera dentro de los países participantes, sea que posean capital nacional o extranjero. Igualmente  en toda institución cuyo capital inicial corresponda a uno de los países participantes en el impuesto aun cuando la transacción sea efectuada fuera de los países miembros. El destino de las tributaciones es incierto, puede ser al BCE o las haciendas de cada país.

Por otro lado la mayor parte de las prácticas especulativas se realizan en Londres y Nueva York, restándole relevancia global al ejercicio impositivo; empero, es una ganancia el hecho de que las no pocas transacciones, de estos once países, realizadas en LDN y NY serán tasadas y esa tributación se canalizará hacia la UE Tobin. Los países participantes del impuesto podrían ver una fuga de capitales; es una purga a los aparatos financieros de las prácticas socialmente inútiles. Otra consideración es que no se distingue entre inversionista y especulador. Pero los epítetos aciagos a la Tasa Tobin no excluyen los laudatorios: "la tasa  espera recaudar 20 mil millones de euros anuales"[1]; sienta un precedente hacia una importante y necesaria unificación fiscal europea, ya que las naciones participantes representan dos terceras partes del PIB de la UE; con el ITF se desincentiva las transacciones a microplazos eliminando a agentes nocivos, con lo cual se hubiera podido evitar la actual crisis; se tendría, pues, una estructura financiera mucho menos proclive a crisis, a ataques especulativos cambiarios y con un sano funcionamiento, se encausarían los recursos financieros de manera más eficiente.

Un aspecto importante en la lectura de este impuesto es el hecho de que se está creando conciencia de las malas prácticas financieras; bien es cierto que LDN y NY están lejos de aceptar la idea, pero el precedente está hecho. Vivimos en un mundo donde "el volumen de operaciones financieras ha pasado de ser 25 veces el PIB mundial a mediados de los noventa, a representar en 2012 70 veces la riqueza del planeta" [2] .

Londres -desde 1809 grava con la Stamp Duty Reserv Tax  el 0.5% la compraventa de acciones- se ha opuesto con rotundidad a la implementación del impuesto. Los conservadores y la City han impelido que Cameron pronuncie un discurso para poner en tela de juicio la permanencia del RU en la UE. ¿Por qué el referéndum no es sino hasta antes de 2018? Cinco años son el tiempo en que Cameron negociará que las políticas de la UE tomen un tono más bretón que germánico. La tasa Tobin deslocalizaría a La City como centro financiero mundial -cosa impensable- ya que es el motor de la economía británica y provocaría una salida de capitales que cimbraría las reservas internacionales del RU. Así que ante un jaque a su reina, Cameron respondió con una amenaza de salir de la UE. La apuesta es casi en el vacío, se puede entre ver que en ese lapso de cinco años, Cameron espera que las condiciones económicas en Europa hayan mejorado y así la permanencia luzca más atractiva que la separación; con este poco probable embauco, Cameron suma a su bolsillo al ala más euroescéptica y se reviste de poder de cara a las próximas elecciones. También se espera ver la evolución del ITF y su recepción en el ámbito de las políticas económicas mundiales; si es recibido de buena manera y se le augura una ampliación global, no habría porque separarse de la UE; pero si Nueva York se muestra reacia al ITF, entonces Londres se vería tentado a salir de la UE y convertirse en un polo, más grande de lo que ya es, de especulaciones financieras.

*Texto redactado con colaboración de Luis David Ramírez Benítez, miembro del proyecto OBELA, Universidad Nacional Autónoma de México: Instituto de Investigaciones Económicas.


 

[1] http://www.unionjalisco.mx/articulo/2013/01/22/economia/ue-autoriza-impu...

[2] http://sociedad.elpais.com/sociedad/2012/01/31/actualidad/1328040836_519...