El proyecto de Nuevo Orden Mundial tropieza con las realidades geopolíticas

El término "orden mundial" ha evolucionado desde que fue creado en el siglo XVII. Sin embargo, dichas evoluciones presentan grandes similitudes entre sí, la más importante consiste en que éste sistema está siempre al servicio de las grandes potencias y en detrimento de las naciones periféricas que componen el sistema mundial, refleja las jerarquías de la distribución del poder mundial.

Hace apenas un par de décadas, el mundo "bipolar" cesaría (1991) para dar paso al mundo unipolar, bajo la hegemonía creciente de Estados Unidos. Sin embargo, el fenómeno de la globalización ha vuelto al sistema más complejo, esto es, hay una mayor presencia de actores no estatales (geoeconomía) que influyen en la trayectoria del sistema.

En la actualidad resaltan dos grandes proyectos:

1) El liderado por Estados Unidos que desea abolir la soberanía de los Estados (consagrada en los Tratados de Westfalia) y reemplazarla por la injerencia humanitaria, utilizando el caballo de Troya del "American Way of Life".

2) El liderado por el grupo BRICS y la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS), que sin propiamente pretender modificar de manera radical los criterios del funcionamiento del sistema, se plantea cambiar algunas reglas del juego.

Determinar cuál será la forma que adquiera una eventual reconfiguración del Orden Mundial es técnicamente imposible, el tema entraña una gran complejidad y depende de múltiples factores: desde los de carácter local (situación doméstica), la complejidad del sistema de alianzas con otras potencias a nivel regional, hasta los que tienen que ver con las conflagraciones de índole militar por el control de los recursos energéticos.

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